Concibimos la casa como un refugio donde cada detalle debía resonar con las necesidades y el estilo de vida de la familia. Al cruzar la puerta principal, se percibe la amplitud del espacio, invita a levantar la vista mientras una suave luz natural inunda todo el entorno a través de ventanales estratégicamente ubicados.
Cada habitación fue diseñada pensando en el equilibrio entre intimidad y apertura. Los dormitorios, en tonos suaves y con ventanas amplias, permiten que la luz de la mañana bañe las paredes.
La familia encuentra aquí un hogar que respira con ellos, donde el tacto, la vista, el olfato y el oído se mezclan para crear una experiencia sensorial armónica.