Con un enfoque elegante y moderno, jugamos con contrastes de blanco y negro en combinación con la calidez de la madera en el interior. Desde el exterior, la fachada de dos plantas alterna entre superficies blancas y negras, creando una apariencia limpia y contemporánea que destaca en su entorno. La luz natural se refleja en los tonos neutros, mientras los detalles de madera añaden un toque cálido y acogedor. Las grandes ventanas conectan el interior con el jardín, permitiendo que la naturaleza sea parte de la experiencia cotidiana.
En un refugio íntimo y sereno, los tonos blancos y negros se suavizan con los pisos de madera, creando un ambiente equilibrado. Las líneas simples del mobiliario y la disposición abierta permiten que el espacio se sienta ligero y relajante.
La cocina es un espacio donde el minimalismo cobra vida. Las superficies negras de las mesadas contrastan con los gabinetes de madera clara, aportando calidez en contraste con los acabados modernos. La isla central, en negro mate, se convierte en el punto de encuentro donde la familia se reúne, mientras la luz natural inunda el espacio a través de ventanales que ofrecen vistas al jardín.